
¿Quién me iba a decir a mí que aquel 13 de julio de 2019 estaba ante el inicio de la aventura de mi vida? Apenas dormí esa noche, tenía una mezcla de nervios e ilusión que me mantenían despierto, llevaba meses esperando aquel día.
Cuando llegamos al parque en el que habíamos quedado había un montón de gente, los que iba a ser mis compañeros durante un mes y mi familia durante mucho tiempo más.Es imposible negar que al principio me sentí desubicado, pero esa sensación me duró poco, muy poco. Sois compañeros, no me voy a sentir solo en todo ese mes.
Durante aquel mes viví momentos que fueron duros: Los malditos midges arrasaron mis piernas (a día de hoy tengo mil y una marcas), me perdí junto a algunos compañeros en las Highlands e hice caminatas de 20 kilómetros con los pies calados. Pero no pasa nada, pertenece a la historia de la que estás formando parte y que va a hacer que descubras que eres capaz de mucho más de lo que te pensabas. Otros momentos (la inmensa mayoría), en cambio, fueron geniales. Jamás olvidaré cuando me dejaron hablar de piedras en The Old Man Storr.
Escribo esto en noviembre, ya varios meses después de terminar la ruta, y puedo decir con toda seguridad que todavía estoy de post-ruta y que me queda mucho tiempo más. La ruta me ha cambiado, me quiero más y quiero más a los que me rodean, por no hablar de la gente que en un solo mes ha conseguido dejar en mí una huella que me va a acompañar siempre. Sólo puedo decir que mil gracias a todos.