
Tengo la sensación de estar en un lugar en el que lo extraño es lo que no genera sorpresa. Lo cotidiano ha dejado de formar parte de nuestra forma de vida, ahora hemos aprendido a envolvernos en la diferencia y en el placer de conocerla.
El tiempo no existe, las personas son eternas y los lugares son un buen escenario para fomentar que la vida se llene entera.
Observo como las experiencias, los viajes y los continuos cambios son capaces de actuar y generar en mi nuevas vidas y al mismo tiempo destruir las antigüedades que me paralizan. Estoy descubriendo como me voy deshaciendo, como la gente me ayuda a crear y descubrir nuevas formas de ver y entender.
He subido montañas para saludar a las alturas del silencio y despedir los temores por el vacío del precipicio. He saltado y me han enseñado que no hay reglas para hacerlo, que simplemente hay que volar y que no hay un libro de instrucciones donde diga como hacerlo.
Tengo la sensación de estar en un lugar en el que lo extraño es lo que no genera sorpresa. Lo cotidiano ha dejado de formar parte de nuestra forma de vida, ahora hemos aprendido a envolvernos en la diferencia y en el placer de conocerla.