
Por Alba Marín.
Y por recordar este momento, no quiero dormir.
“Me recordaré” de ti.
Esfuerzo persistente por comunicar lo que es evidente desde la primera sonrisa hasta el último abrazo.
Mohad, yo también te recordaré, a ti y a tu hermana Moaima.
Mirada infinita, intuyo bondad. Expresión transparente, respiro cariño.
Te escribo a pesar de que nunca me leerás.
Te escribo y te cuento que mereció la pena despertar en una aldea marroquí llamada Anmiter, llegar a tu escuela y estar contigo.
Yo, que casi nunca escribo, te agradezco cada palabra, gesto, mirada, beso y abrazo.
Yo, que casi nunca me emociono, he recordado que es hermoso cuidar y dejarse cuidar.
Pequeño sabio, hoy me explicaste sin palabras, y quizás sin quererlo, una lección vital que con frecuencia olvido.
La próxima vez, leeré un diario de rutera, y entonces os recordaré.
Sed felices.