
Por Alejandro Martínez
He sido de los que más ha tardado en escribir mi reflexión post-ruta. Me ha costado. No por vago, o porocupado, sino porque aún hoy me cuesta conseguir palabras para explicaros a vosotros, los no-inteños la experiencia, y para agradeceros, a los inteños todo lo que me habéis dado.
Un día sin más Amanecí en Buitrago, y aún sigo hoy desde mi casa, viendo los vídeos y los escritosde la gente, o de mi propio cuaderno, y emocionándome, y sonriendo porque se que aunque nos estemos distanciando (y eso me duele mucho), y cada vez nos veamos menos (es lo que tiene la vida real), nadie nos quitará el sello de familia: Ruta Inti ,expedición 2015.
¡Ya ha pasado casi medio año! ¿Y qué somos ahora? Somo más, mucho más que antes. Somos lágrimas de menos, sonrisas de más, y somos una nueva energía con la que afrontar la vida. La energía inteña te atrapa, y sin darte cuenta, usas esa preciosa camiseta amarilla como pijama para dormir. Y es que une, y une mucho. Te une a ti, a la tierra en la que vives, y a esa otra a la que cruzaste, y que se identifica bajo una bandera celeste y blanca, sobre la que ahora, también duermes.
“Cuando me dijeron que me cambiaría la vida, nadie me contó esto” escribí en Cuenca, el pasado Julio. Y yo también os diré que me ha cambiado la vida, y no os diré nada de aquello.
Lamento no poder describir mi experiencia demasiado bien. Solo puedo deciros, que la ruta está en todas partes, que vosotros también podéis vivirla, y que ahora trabajaré para devolver la oportunidad que me dieron a mi, pues esta es mi manera de cambiar el mundo.
A todos los que me acompañaron en este viaje, GRACIAS: por un abrazo en cualquier momento, por una sonrisa espontanea, por un amanecer en una roca, por la carta en mi polar, por la pinza que me regalaste, por ese sombrero que yo te regalé, por la cámara que me ayudasteis a recuperar, por aquel brindis, por el café que me trajiste, por hablar conmigo en el bus, por esa canción tan loca, porque reirte te haga feliz, por esa charla que nos diste, por darme un poco de agua, por llenarme la cantimplora, por organizar esto, por consolarme cuando lloraba, por prestarme tus chanclas, por dejar que fotografiara tu ojo, por dejarme tu guitarra cuando la mía estaba rota, por tocar conmigo progresiones para Pauline, o Lotus Talk, o Amanecí en Buitrago, o Soldadito Marinero, o Hit the road jack…., por preguntar como estaba cuando estaba mal, por grabarme con tu cámara, por curarme mi herida en el pie, por escribirme en mi cuaderno, por recitar ese poema en la playa, por prestarme tus acuarelas, por ser mi monitora, por pedirme que te cantara una canción, por hacerme llorar en ese abrazo, por venir a la RUTA, y por enseñarme tanto.
También gracias a los profesionales que no cobran en dinero, pero que viven más que de sobra de esta experiencia, es increíble lo que hacéis.