
Por Miguel Bruñó Sanchís, expedicionario de las ediciones 2015 y 2016:
Quería contaros el que ha sido, hasta ahora, el momento más intenso de la expedición.
Fue al llegar a Zamora: nos dirigimos a una sala de prensa donde se iba a hablar de lo que es la Inti. Miguel, nuestro profesor de historia, se encargó de moderar la ponencia, en la que intervinieron Guille, monitor, Pablo, jefe de campamento y Nano, director del proyecto.
Todos fuimos conscientes del cambio progresivo que sufrió la energía de la sala a lo largo de las 2 horas aproximadas que duró el acto. Lo que comenzó siendo una conferencia de extrema seriedad, donde se expuso el marco formal e institucional de la Ruta, se fue transformando en aun divertida charla llena de anécdotas, en parte gracias a la labia de Nano, a quién hay que rescatar a menudo de una de esas ramas a las que se sube. Pero lo que no esperábamos fue lo que vino a continuación, cuando llegó el turno de palabras para el resto de inteños, que abrió Aurora de Sevilla con una preciosa intervención que empezó a tocar la fibra sensible. Luego Marina, la profe de antropología nos habló de su experiencia como profe de taller y destacó lo bonito que son esas ganas de aprender todos de todos y que caracteriza a los ruteros. Después intervine yo como expedicionario que repetía la experiencia, y no pude evitar emocionarme un poquito al hablar de la familia que formamos en la Inti 2015, recorriendo España y Grecia y lo difícil que me estaba resultando no echar de menos a tanta gente querida. También hablé de la única sensación tan único de estar realmente a gusto, viviendo intensamente el presente que experimentamos aquí.
Después se sumaron las intervenciones de Paula, de Azahara, de Alicia, de Carlos Cuenca, y no sé si me olvido de alguna, pero la cosa es que muchas de estas personas salieron entre lágrimas, tanto de los que las decían como los que las escuchaban.
Entre todos creamos un ambiente de magia y de muchas emociones flotando en el aire, que nos proporcionó ese espacio, ese paréntesis de liberación, de reflexión, que necesitábamos para empezar este viaje con energías renovadas.