
La plaza de Yamma el Fna es quizá el enclave más famoso de todo Marruecos, pero sin duda el centro neurálgico de Marrakech. Situada en plena medina, sus grandes dimensiones sorprenden dentro del entramado de callejuelas y pasadizos que forman el centro histórico de la ciudad. El «espacio cultural» de la plaza fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2001. Nuestras compañeras del equipo de comunicación Clara y María, con nuestros expedicionarios Luis y Ricardo, visitaron este icónico lugar y nos enviaron esta fotografía para Inteños por el Mundo.
Por el día encontrarás muchas cosas que te llamarán la atención: desde domadores de monos que se te subirán encima hasta encantadores de serpientes, pasando por dentistas exponiendo sus últimas piezas extraídas. Además de los extraños personajes, en Yamaa el Fna encontrarás también multitud de puestos de zumo de naranja, especias, menta y caracoles.
Según atardece, la plaza cambia totalmente. Al caer la noche desaparecen los tenderetes de la mañana y se llena de puestos de comida donde poder cenar, músicos y espectáculos de diferente índole. Cenar en dichos puestos es una de las experiencias más características de Marrakech. La comida es muy sabrosa y, como casi todo lo que puedes comprar en el zoco, se presta a un entretenido regateo.
Además de la plaza, en la imagen también podéis ver el otro gran símbolo de Marrakech: el minarete de la mezquita Kutubía. Construida en el siglo XII durante el reinado del sultán Abd Al-Mumin, perteneciente a la dinastía almohade, pronto se instalaron a su alrededor numerosos mercaderes de manuscritos, por lo cual la mezquita tomó el nombre de Kutubia, que significa mezquita de los libreros (kutub: libro en árabe). La mezquita original data, en realidad, de los tiempos de la dinastía berber de los almorávides, allá por el año 1120, pero fueron los almohades quienes realizaron cambios significativos en el estilo que le imprimieron el aspecto que perduró hasta nuestros días.
De medidas bien proporcionadas —77 metros de altura y 12.8 de lado—, el minarete tiene una decoración diferente en cada cara, combinando adornos florales y epigráficos con entrelazados en relieve, que intercalan pinturas, bandas de azulejos y arcadas. Aunque bastante afectado por el paso del tiempo, el minarete aún es dueño de una sobria belleza.
Marrakech fue el punto final y culminante de nuestras expediciones 2014 y 2016.
Fuentes: Guías Viajar y Mundo City.