
Pocas ciudades en el mundo emanan tanta espiritualidad como Jerusalén. No en vano, la ciudad santa es una de las grandes metas del turismo religioso, ya que es el centro neurálgico para las tres religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo e islam. Fundada por el rey David hace más de 3000 años, en Jerusalén vivió y murió Jesucristo y desde allí, según la religión musulmana, Mahoma ascendió al paraíso. ¿Se puede imaginar otra ciudad más mística que Jerusalén? Para comprobarlo, nuestro expedicionario, monitor y profesor de improvisación teatral Marco viajó a ese lugar, como muestra esta foto de Inteños por el Mundo.
En el centro neurálgico de Jerusalén se encuentra la Ciudad Vieja abrazada por una muralla de unos cuatro kilómetros, con siete puertas y más de treinta torres. Dejando atrás el barrio armenio se llega al Muro Occidental, conocido todavía por muchos como Muro de las Lamentaciones. Dejó de llamarse así con la creación del Estado de Israel, ya que muchos judíos iban allí a lamentarse por no tener su propio país. El muro o kotel es el único vestigio del segundo templo de Jerusalén, destruido por el emperador romano Tito en el siglo I. Es un lugar eminentemente espiritual, pues a él acuden tanto hombres como mujeres (por separado, eso sí) para rezar e introducir sus deseos en pequeños papeles que insertan entre las piedras. Todos los hombres que visitan este lugar deben mostrar su respeto cubriéndose la cabeza; no así las mujeres: solo se deben cubrir aquellas que son religiosas. ¡De visita obligada!
En las calles adyacentes al kotel encontramos el barrio judío donde destaca el moderno Centro Davidson; el Cardo, del cual quedan algunas columnas, algunos arcos y mosaicos, y la Ciudadela de David.
Fuente: Tus Destinos
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