
Esta foto, enviada por nuestra expedicionaria Elia Montagud, está hecha en la Catedral de León, en la ciudad de León. Esta catedral es la sede de la diócesis de León y es de estilo gótico, destacando especialmente por sus vidrieras, que tienen unos colores muy vivos e impresionantes.
En el actual emplazamiento de la catedral se encontrabaan antes una termas romanas, descubiertas en el siglo XIX, cuando se hizo una gran restauración. Estas termas fueron convertidas en palacio durante la reconquista y después la estructura del palacio fue cedida por Ordoño II para que se convirtiese en catedral. Esta catedral fue destruida por Almanzor y posteriormente reconstruida con estilo románico.
El edificio actual que es la Catedral de León se comenzó a construir a principios del siglo XIII aunque se paralizó hasta mediados de siglo la construcción, cuando Alfoso X dio su apoyo. La construcción se paralizó porque los cimientos eran muy inestables para construir, lo que por otra parte resulta lógico si se tiene en cuenta que originalmente había unas termas y el agua tenía que fluir bajo ellas.
De la lentitud de construcción a principios del siglo XIII surgió una “leyenda” de que un topo se dedicaba por las noches a deshacer lo que se construía durante el día. Al parecer, unos obreros cansados de trabajar para nada, esperaron a la noche y a que apareciese el topo para matarle a garrotazos. El topo, una vez cazado, fue despellejado y la piel la colgaron sobre la puerta de San Juan por la parte interior. En realidad esta “piel de topo” (que aún se puede ver) es un caparazón de tortuga laúd, pero no se supo hasta los años 90.
Lo más destacable de la Catedral de León según la mayoría de los visitantes son las vidrieras, que tienen unos colores muy vivos y que además son inmensas. Al contrario que muchos otros lugares, en esta catedral no se han puesto focos interiores, lo que permite que haya una iluminación natural a través de las vidrieras mucho más intensa y por tanto, se aprecia mucho más el colorido que tienen.