
Comienza un nuevo día en la expedición, el séptimo ya. Mañana cumpliremos una semana. Los días se suceden y están tan llenos de actividades que pareciera que llevamos de viaje mucho más. Aunque nada es suficiente comparado con el ansia que tenemos de seguir viviendo experiencias juntos, o de lo que está por venir.
Comenzamos la mañana con una sesión de talleres. Aunque sea difícil, toca elegir entre atrapasueños, salsa cubana, relajación y chikung, o Unión Europea: pasado, presente y futuro en construcción. Concluidos estos, nos dirigimos al Ayuntamiento de Eguisheim para una recepción oficial con alcaldía. Allí comentamos con los concejales del municipio las características del programa y les expresamos nuestro agradecimiento por la buena acogida que nos han brindado. Tras unas fotografías y notas de la prensa local, nos invitan a probar un par de vinos blancos alsacianos, caldos de gran calidad y muy apreciados por los expedicionarios.
Aprovechamos el resto de la mañana para recorrer el centro histórico de Eguisheim, considerado –con razón– uno de los pueblos más bonitos de Francia. Sus casas de estilo alemán jalonan las callejuelas por las que se desparraman los expedicionarios, alegres y dicharacheros. Buena muestra de su actitud es que varios de ellos se animan a bailar unas danzas tradicionales junto a un grupo que actuaba por las calles de la localidad. Eguisheim merece una visita.
Tras la comida nos vamos a Colmar, la segunda ciudad de Alsacia. Esta región, entre Francia y Alemania, ha sufrido varios cambios territoriales en el último siglo y medio: alemana desde 1871, francesa desde 1918, alemana desde 1940 y finalmente francesa desde 1945. Colmar nos asombra, aunque tras visitar Eguisheim podría parecer un poco menos espectacular. Tenemos tiempo libre para disfruta de la ciudad, conocida como la “Pequeña Venecia” por sus canales. Destaca también la catedral gótica, del siglo XIII, así como casas parecidas a las que veíamos en el pueblo anterior, aunque más monumentales.
De vuelta al campamento tenemos el segundo taller de música para el conjunto de la expedición, aunque ayer ya hubo un ensayo instrumental. Nuestra profesora Yara Paz enseña a los expedicionarios una canción típica del sur de Alemania (Trink Trink) y una popular de Queen (Don’t Stop Me Now). Es nuestro último acto oficial antes de dar el salto a nuestro próximo destino: la Selva Negra, en Alemania. Esperamos poder manteneros puntualmente informados desde las montañas.
Miguel García Campos (director de comunicación)