
“Las calles de Viena están pavimentadas con cultura; las de otras ciudades con asfalto”
Karl Krauss
Nuestra primera mañana en Viena amanecimos con los rayos de sol entrando en la tienda y no por las gotas de lluvia que nos acompañaron en los últimos días; esto prometía un día intenso y lleno de sorpresas que perduraran en nuestras memorias.
Lo primero que hicimos al despertarnos y comprobar que no llovía fue asombrarnos con los rincones y lugares que guarda el parque natural donde acampamos y que, debido a la oscuridad y la lluvia, no pudimos apreciar la noche anterior mientras montábamos campamento.
Nuestra primera toma de contacto con la ciudad fue en el ayuntamiento, uno de los edificios neogóticos mas importantes de Viena, donde nos llevaron al salón de plenos para explicarnos un poco de la historia del edificio.
Tras la recepción nos fuimos al palacio de Schönbrunn, la residencia de verano de los Habsburgo. Allí visitamos los inmensos jardines que rodeaban el palacio, donde nos pudimos perder caminando por ellos y subir a la colina, desde la cual se apreciaba la grandeza del palacio.
Con la visita terminada nos dividimos en dos grupos, los que preferían visitar el Museo de Historia Natural y los que prefirieron perderse por la calles de Viena. Los primeros pudimos disfrutar de la gran colección de minerales, fósiles y restos de meteoritos que tiene el museo, mientras que los segundos se dejaron sorprender por el encanto de la ciudad de Viena.
Como punto final del día ,asistimos a una charla sobre música en los jardines del palacio de Hofburg, tras la cual hicimos un paseo nocturno por la ciudad, que nos permitió conocerla de una manera diferente y que nos atrapó aún más si cabe con su encanto tradicional.
Ignacio Juan Vázquez Carneiro