
Sueños interrumpidos por el sonido de la lluvia contra la lona, y, seguidamente, un frescor que invade mi saco. He de reconocer que, después de todos estos días en Alemania, ya no me resulta desagradable despertarme sintiendo el agua. Ya no me importa que llueva si tengo la certeza de que las actividades continúan, de que siempre hay alternativas, de que nunca vamos a estar quietos.
Esto se muestra desde la primera actividad de la mañana, los talleres, realizados por los propios ruteros/as, que hoy tienen por temas el narcogobierno en México, el órgano de la catedral de San Esteban de Passau y la geometría diferencial. En mi caso decido conocer el órgano sabiendo que existe la posibilidad de escucharlo en directo tocado por uno de nuestros ruteros; aunque lamentablemente no podemos oírlo hoy. Algunas personas sí pueden asistir al concierto de órgano que se da cada mañana en esa iglesia, pero los músicos tenemos que irnos al ensayo general para el concierto que tendremos en unas pocas horas.
Así llega la tarde y nuestra música, de géneros, intérpretes y estilos variados, impregna una de las principales plazas de Passau, donde los viandantes se paran con curiosidad e incluso nos felicitan. Hay un coro, instrumentistas, teatro y artistas circenses. Como siempre que ejerzo de intérprete, me siento emocionada ante la idea de convertirme en intermediario entre autores y público, mostrando una visión propia de las obras, que, en el caso de tocar en un conjunto, se convierte en una puesta en común.
De esta forma, con el fin del concierto, la música finaliza pero el agua vuelve a calarnos, y esta vez no en forma de lluvia sino de fuente, de chorros de agua que salen del suelo alegremente en mitad de la plaza. Como ellos, nosotros entramos y salimos empapándonos de felicidad.
Y esa felicidad permanece el resto de la tarde cuando, recordando la canción tradicional alemana cantada en el coro con letra “Trink, trink, Brüderlein trink!”, paseamos por un festival que se celebra cada año en la ciudad, donde, rodeados por un ambiente festivo alemán, descubrimos la alegría de sus gentes.
Nerea Gimeno Peláez (expedicionaria)