
Nuestro tercer día de caminatas por la Selva Negra transcurre entre Schönwald y St. Peter. La mañana comienza con un auténtico diluvio que permea a toda la expedición, aunque a lo largo del día la situación irá cambiando. Algunos expedicionarios y miembros del equipo no pueden comenzar la marcha por las ampollas o los dolores, pero mantienen la esperanza de recuperarse en los próximos dos días para poder continuar nuestra segunda etapa en la Selva Negra, que incluirá varias caminatas más.
A pesar de las malas condiciones del tiempo, los expedicionarios avanzan a muy buen ritmo, como reconocen nuestros guías Fernando y José Luis al final de la tarde. La primera parada transcurre en uno de los sitios claves de este viaje, emblemático para todo lo que está por venir: el nacimiento del Danubio. Este río llegará a ser muy caudaloso, aunque aquí es apenas un hilillo de agua al que se acercan a beber algunos de los ruteros. Varias placas e incluso un mapa de la cuenca completa conmemoran el lugar, aunque son hasta cuatro los lugares que se consideran como nacimiento del Danubio. Por suerte, los recorreremos todos en los próximos días.
Al reemprender la marcha, la lluvia continúa incesante. Comenzamos la bajada, que nos conduce por un desnivel de más de 700 metros. Al finalizar la cuesta paramos a comer, y a partir de ahí nos abandona la lluvia. Así, con la tripa llena y el sol comenzando a brillar, emprendemos la última gran subida del día. Se hace dura debido a la gran pendiente, aunque nos esperan dos sorpresas por el camino: unas cascadas especialmente salvajes y la subida a través de un hayedo. Al final del hayedo vislumbramos ya St. Peter, nuestro destino final. Una nueva bajada (hoy ha sido una jornada de grandes desniveles) nos conduce al pueblo, donde por fin podemos descansar. Mañana será un día libre de caminatas que os contaremos cuando volvamos a conseguir suficiente conexión a internet. 😉
Miguel García Campos (director de comunicación)