
Por Aurora M. , expedicionaria de la edición 2016:
Tras la tormenta de la noche anterior amanece un nuevo día y toca desmontar tiendas a la vez que se canta para animar a los que están más dormidos.
Hoy es día de bus, pero no como los demás, sino el último día de bus de la Ruta 2016. Después de una hora y media de viaje paramos en Ait Benhaddou, lugar donde se grabó Gladiator y Juego de Tronos (yuncai). Es una espectacular Kasbha, famosa por ser escenario de películas y series. Aquí conocí a un señor que me invitó a ver el trabajo de su mujer con tapices y me explicó el modo en el que hacían el hilo y como mezclaban los colores.
Cuando ya vimos el maravilloso paisaje desde el mirador de la parte alta de la Kashba nos metimos en el bus unas cuantas horas hasta llegar a Marrakech. Al ser un larguísimo camino hubo tiempo para reflexionar y dormir a la vez que se veía como atravesábamos arte de las montañas del Atlas.
Con las siete u ocho horas de viaje hubo tiempo para pensar en los grandes momentos de la Ruta, conmovedores, divertidos e interesantes y lo más curioso es que cada uno de los momentos podía variar para cada persona. Cada uno vive la ruta a su modo ¿no? Es lo bonito de esto. Era gracioso ver cómo incluso algunos discutían por ver si un momento había sido de los difíciles o un momento bonito.
También al ser el último día de bus se necesitaba un poco de la música de Limo, una buena despedida.
Normalmente no suelen gustar estos días de bus, pero la verdad es que estando aquí he aprendido a valorarlos mucho más.
Es increíble que no se haga pesado un día de viaje al sentarte que te lo ameniza. Lo bueno de los viajes largos es que al sentarte al lado de alguien será tu compañero durante todo el día y tienes tiempo para conocerle mucho mejor y solo puedes acabar por aguantarlo en todas las ocasiones o no quieres volver a verlo nunca más. La verdad es que hasta ahora he tenido suerte.
Al llegar por fin a Marrakech con las mochilas pasamos por el Jamaa El Fna. Tuvimos que tener cuidado al descargar todo porque era día de despedida y los Amuedo y Javier Terrero volvían a casa. Hemos tenido un poco de tiempo libre y aprovechamos para descubrir un poco más de la gastronomía marroquí y decidimos proba el fantástico zumo de naranja, uno de los mejores de mi vida y más tras un día largo de viaje.
Por la noche después de la cena nos despedíamos de los conductores que nos acompañaron durante todo el trayecto desde España y de Javier Terrero.
Esto se acaba, y empieza la cuenta atrás. Aumentan las ganas de disfrutar cada instante. Y ya están todos los sentimientos a flor de piel. Mañana más y mejor.