
La verdad de Mequinez. Por Javier Terrero.
A lo largo de toda la mañana, la expedición recoge en los rincones de Mequinez la cultura de Marruecos y el olor característico a tradición y mercado, a felicidad despreocupada, a libertad relativa. Mequinez es la ciudad donde el silencio se esconde. Largos pasillos abovedados sujetan las calles. La vida se respira en cada plaza.
La ciudad representa la grandeza venida a menos de haber sido referente histórico. En sus monumentos más relevantes, se constata su poder durante el S. XVII, años en los que albergaba la capital del reino marroquí. Una visita guiada permite a los expedicionarios recorrer parte de estos enclaves significativos. Rodeando la gran muralla, que resguardaba a la ciudad de posibles ataques de portugueses y españoles, la expedición alcanza el conocido como Palacio de Mulay Idris.Dentro del mismo, destaca un enorme granero, ideado para resistir largos asedios, así como la mayor de reserva de agua de toda la ciudad. Las inmensas cuadras, con espacio para más de 12000 caballos, abarcan más allá de lo que la vista alcanza. Parecen haber sido sacadas de algún libro de aventuras caballerescas.
Alcanzado ya el mediodía, la expedición se desplaza al mausoleo – mezquita del rey Mulay Idris, artífice de la muralla y el palacio, además de monarca durante el momento de mayor esplendor de la ciudad. Alrededor de la gran fuente central, con los pies descalzos en señal de respeto, contemplamos la tumba del rey y su esposa favorita, una de las tres que poseía, estacionadas en el centro de la estancia, visibles a los ojos de todos los musulmanes que quieran rendir homenaje a una de sus figuras más emblemáticas.
Tras una breve visita a una tienda de artesanía de damasquinado, típico estilo propio de Mequinez pero procedente originariamente de Toledo, la expedición es invitada a comer en el patio de una casa típica de La Medina. El diseño del patio responde a los ya conocidos motivos geométricos musulmanes y a la tendencia arquitectónica propia de los países islámicos. Los ruteros disfrutan de la comida más típica del país, cous-cous, elaborado de manera casera por un cercano restaurante.
Al terminar la comida, la Ruta acude a un orfanato de la ciudad. Los voluntariados son las actividades en las que somos más Uno, en las que más crecemos , en las que nos hacemos más fuertes y a la vez más sensibles ante la vida que nos rodea, no ya como personas individuales, sino como grupo capaz de generar un cambio, de construir la propia historia.
Se organizan rápidamente una serie de talleres que llevar a cabo con los chicos (pintura, deportes, música…). Los niños agradecen nuestra presencia con risas y abrazos. A veces, a nosotros, en Occidente, se nos olvida lo verdaderamente importante.
El resto de la tarde se concede tiempo libre para despedirse de la ciudad. Los expedicionarios marchan a callejear, a perderse, a buscar tal vez la calle que grabar en la retina o lo sorprendente de alguna casa antigua y olvidada… Es tan grande Mequinez y tan poco el tiempo para descubrirla…
La noche cae sobre nosotros, nos avisa de que es hora de cerrar definitivamente los ojos y pensar en el día que se avecina. Una nueva ciudad, erguida y paciente, nos espera en la lejanía. ¿Nos acompañáis en esta nueva aventura?
Os esperamos.
4 comments
Belén Perez Zurdo
1 agosto 2014 at 06:39
Estás haciendo muy buenas cronicas, me gusta leerlas porque están llenas de informacion de los lugares que recorreis y de las vivencias que tenéis.
Un saludo
Luis Hernández
1 agosto 2014 at 10:11
Hola ruteros. Acudir a este bloc se está convirtiendo, para muchos de los que estamos a este lado del estrecho, en lo primero que hacemos al desperezarnos. Me alegro que os hayan atrapado los olores, los silencios, las sonrisas, los regateos, el brillo en los ojos, las noches cuando termina el Ramadán,… y queda el desierto con su gente.
Ten por seguro que seguiremos acudiendo a vuestra narraciones y ensueños.
Un abrazo, ruteros.
El conde Don Julián.
Sandra FL
1 agosto 2014 at 10:13
Preciosos relatos y preciosas fotos, que nos ayudan a imaginar lo impresionante de ese maravilloso viaje.Disfrutadlo mucho chic@s , esta experiencia es única e irrepetible, nunca se volverá a repetir ni en las mismas circunstancias , ni rodeados de las mismas personas. Saboread cada minuto y cada momento.
Muchas gracias por estos momentos en que me hacéis disfrutar de estas crónicas y por las imágenes, que también hablan por si solas.
Un abrazo y mucha energía para todos desde Las palmas. Y un achuchón muy fuerte a mi canaria guapa!!
Luis Hernández
1 agosto 2014 at 10:26
Post-email.
Echo de menos la foto de un ruter@ regateando y la foto de otro comiendo el cuscus con la mano, como debe ser.
Hasta mañana.
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