
Por Jorge Sanz, expedicionario de la edición 2016:
La voz de Fifteen me despertaba una vez más en la ciudad de Lisboa, capital de Portugal. Tras haber visitado el centro de la ciudad, hoy íbamos a visitar el pueblo de Belem. Comenzamos visitando el monasterio de los Jerónimos, uno de los lugares más bellos de este distrito. Era realmente enorme y la paz que transmitían tanto la capilla como el claustro era sobrecogedora. La cantidad de esculturas y relieves que se podían ver en cada columna, cada arco y cada muro eran impresionantes.
Al salir, nos dirigimos a la torre de Belem, antigua fortaleza defensiva y cárcel, aunque realmente lo que merecía la pena de ese lugar era la maravillosa panorámica del río Tajo. Fue una gran oportunidad para ver, aunque fuese de lejos, la otra orilla de Lisboa.
Era una zona realmente bonita, pero estaba agotado y apenas pude disfrutar de la visita por culpa del sueño.
Todavía en Belem tuvimos un taller de música en el que ensayamos las canciones que íbamos a cantar la mañana siguiente en una residencia de ancianos del pueblo de Évora. No es que sonasen muy bien pero era la primera vez que ensayábamos las canciones y para mí además era la primera vez que cantaba en un coro. Para ser mi primer contacto con el canto tampoco fue desastroso.
Después de comer, uno de los mejores momentos de ese día, nos subimos todos a los buses para dirigirnos a Évora. Por lo menos a mí, me hacían falta estas dos horas de bus. Todos caímos dormidos al instante.
Cuando llegamos a nuestro destino, montamos nuestro primer campamento con tiendas de campaña. No fue muy difícil y apenas tenías que hacer nada para que las tiendas se montasen.
Una vez montado el campamento, y para despedir el día, hicimos una gymkhana por el pueblo que nos permitió apreciar el ambiente nocturno de la ciudad.