
Por Patricia Capdevila, expedicionaria de la edición 2016
Hoy nos hemos despertado en Oporto un poco más tarde de lo habitual. Cada vez sienta mejor dormir en el suelo y se está más a gusto en los polideportivos. Tras el desayuno, nos hemos montado en el autobús destino Sintra, un pequeño pueblo cercano a Lisboa. Aunque normalmente en el autobús cantamos canciones, hoy hemos aprovechado para dormir. Hemos llegado a Sintra a medio día y hemos visitado la Quinta de Regaleira. Consistía en una mansión rodeada de jardines preciosos con pasarelas subterráneas que unían el ‘Pozo Imperfecto’ con el ‘Pozo Iniciático’.
Tras la visita nos hemos dirigido a Cascais donde hemos tenido tiempo libre para visitar el pequeño pueblo playero. Hemos decidido ir a la playa y, posteriormente, callejear por el pueblo para tomar algo. Después de una semana en ruta se nota como los vínculos son cada vez más intensos y en todos los tiempos libres funcionamos como una piña.
Después de este gran día, hemos ido a Lisboa, donde hemos cenado y nos hemos preparado para ir a dormir.
Estos días que llevamos en Portugal han sido suficientes para darme cuenta de cómo de precioso es el país y como a veces las cosas que tenemos más cerca son las que pasan más desapercibidas.