Juanan Casas, Valencia.
Juanan tiene 25 años, es de Valencia y es expedicionario del Grupo 3 de Ruta INTI. Estudió Comunicación Audiovisual en la Universidad de Valencia.

Me toca escribir esta crónica en un día duro, la segunda jornada de caminata rumbo a Uxmal.
Hoy hemos amanecido a las 5:00 AM para comenzar a caminar desde un punto indeterminado de la Selva del Puuc, hasta el yacimiento arqueológico de Kabah, pasando antes por Labná. La visita a las ruinas de estas ciudades mayas ha sido increíble, como también caminar por los “Sacbés”, los antiguos caminos que utilizaban los mayas para conectar distintas ciudades. Sorprende como esta cultura fue capaz de erigir una civilización tan compleja en mitad de la selva. Ahora, esos “Sacbés” son carreteras por las que pasan coches, y hoy, un grupo de 150 locos que como en aquél tiempo lo han hecho andando.
Una amiga con la que he compartido parte de este paseo, por decir algo, tiene gemas pegadas en los dientes. Ahora ha descubierto que los mayas también tenían esa costumbre y era signo de poder. Las modas siempre vuelven.
También he podido hablar con Hugo, un hombre local que nos acompaña en esta caminata y me ha contado experiencias paranormales de esta tierra espiritual. He de decir que esos fantasmas de las historias seguramente tienen mejor cara que yo después de 26 kilómetros cargando la mochila bajo el sol yucateco.
Ya por la tarde, en el campamento nos ha vuelto a visitar Chaak, Dios de la lluvia, que suele aparecer todos los días sobre la misma hora para refrescar algo el ambiente y agradecer el sacrificio.
El cansancio, las ampollas, y los problemas intestinales de media expedición afectan a las energías, pero esto va de altos y bajos, así que lo mejor será ponernos unas gafas de obsidiana, esa piedra que usaban los mayas para ver el sol en días grises.
Se acabará este viaje pero quedará el aprendizaje, las personas y los lugares en la memoria. La experiencia de enfrentar procesos cotidianos de manera muy distinta.
En veinte días volveré a mi casa, donde hay un techo, un baño y agua corriente. No hay dengue, ni serpientes, ni jaguares. Pero, el sol que hoy nos ha hecho sudar tanto, el mismo que iluminaba a los antiguos mayas cuando viajaban entre ciudades, será el mismo que nos despertará por las mañanas cuando volvamos y echemos de menos la Ruta Inti.