Claudia Sánchez, Madrid.
Claudia tiene 22 años, es de Madrid, y es expedicionaria del Grupo 1 de Ruta INTI. Cursa el cuarto grado de Historia y Filología Clásica en la Universidad Complutense de Madrid.

El día de hoy ha sido muy tranquilo y emotivo. Por la mañana ha habido taller de herbolados, en el que una chica cansacahbeña y su madre nos han mostrado todas las plantas que cultivan en su jardín y sus propiedades medicinales, así como el producto que elaboran con ellas al venderla. No éramos un grupo muy grande y oler todas las plantas que solíamos tomar como condimento en casa hace tres semanas ha sido muy nostálgico para todos. Como sobraba tiempo, nos invitaron a una limonada mientras hablábamos unos con otros y conocimos aspectos de su vida diaria. Fue un momento de conexión grupal en mitad de la naturaleza que me gustó mucho.
Por la tarde fui a un taller de lengua maya, en el que lo mejor fue de escuchar a un hombre nativo de maya hablar en su lengua y alegrarse mucho cuando teníamos preguntas o pronunciábamos una frase correctamente.
Por la noche hubo concierto. La “orquesta” de un centro cultural, de niños de edades variadas, interpretaron y cantaron un repertorio precioso, en el que pudimos escuchar percusión prehispánica, marimba, cuerdas y voces excepcionales, en canciones mayas y castellanas. Tras cantar algunas nosotros, se unieron para añadir su percusión, lo que enriqueció la canción y la hizo sonar más poderosa. Fue de los mejores acercamientos a nuestros anfitriones que hemos tenido en los últimos días, pero con la música no podía ser de otra manera.
Otro día en calma, invadido de música, lengua y conocimientos ancestrales mayas desde su propia población.
Ya solo quedan cinco o seis días de ruta. Aunque algunos bailes se hacen un poco largo trato de empaparme de sus trajes y movimientos, porque si algo he aprendido en esta aventura es que cada lugar se mueve a un ritmo diferente. Solo hay que observar, aprender y fluir.