Daniela Azpiroz, País Vasco.
Daniela tiene 20 años, es de San Sebastián, y es expedicionaria del Grupo 5 de Ruta INTI. Estudia ADE, publicidad y relaciones públicas en la Universidad Rey Juan Carlos.

Un silencio habita en mí,
como el que se aparta para dejar pasar,
estoy escuchando.
De pronto el mundo cabe
en la corta distancia que alcanzan mis ojos
sobre el manto verde.
Veo la vida borbotear,
en plena ebullición.
El sol calienta y seca la tierra
que nos sostiene al caminar.
Lejos llora una niña,
la vuelve a hidratar.
Nace un árbol con su pena
y crece con su cantar.
El largo camino de piedras
abraza un campo desconsolado.
También se le escucha llorar.
Sin ser un paisaje triste es uno en soledad.
Sin ser un paisaje amargo,
contiene necesidad.
Se levanta del suelo la tierra
y nadie la vuelve a bajar.
Es un paisaje virgen
y por eso se le escucha su paz.
De él no escapan la vida, ni las cosas;
tampoco quedan fuera de su alcance
el cemento o el tractor,
pero es un lugar inquebrantable.
No se puede interrumpir su esencia.
Los sonidos que bailan hoy aquí
lo han hecho siempre.
Sin ser hostil, es virgen.
Una mirada seria de ojos brillantes.
Al llegar a Noh Mozon
nos venda el agua la piel
y no queda camino en el calor,
ha desaparecido el campo y el color.
El llanto quedó sin niña.
Nos adentramos bajo tierra
en lágrimas cristalinas.
Todavía nos saludan desde arriba,
plantas y un leve crepitar.
Me sumerjo.
Ya con la caliza mojada
vuelvo a caminar.