
La noche del domingo seis de agosto fue una de las pocas en las que Ruta Inti se fue al saco sin haber realizado el clásico briefing nocturno. El motivo no fue otro que el agua. Una tormenta eléctrica digna de la alerta amarilla con la que fue catalogada. Manuel —jefe de campamento de la expedición— cuenta que cuando vinieron a realizar la última prospección, les costó hallar un terreno fiable para plantar la tienda en toda la isla de Skye. <<Aquí las montañas parecen esponjas>>, cuenta Manuel.
Tras una noche pasada por agua, los ánimos están firmes como los vientos de las tiendas de campaña de la expedición pues ya es casi un mes el que llevan montándolas y desmontándolas, y saben bien qué hacer para zafarse de la lluvia. Raúl —uno de los monitores de Ruta Inti— es el encargado en realizar actividades deportivas para que inteñas e inteños amanezcan ejercitando sus músculos antes del desayuno. Después, Fernando —director de la Inti— explica la historia de la isla a toda la expedición. Una charla que termina extendiéndose más de lo esperado y que acaba convirtiéndose en un debate colectivo sobre cultura, nacionalismo y diversidad. El coloquio termina con el agradecimiento de un rutero a toda la expedición por <<hacer esto que acabamos de hacer. Hemos compartido todos nuestra opinión en el debate>>.
Una hora de autobús y visitamos los jardines y el castillo del clan Donald. Mientras unas entran en el museo otras disfrutan de las flores y de la inmensidad forestal que forma el jardín: araucarias, sequoias, pinos, robles, etc. Solo un plato de lentejas pueden hacer sacar a toda la Ruta del Armadale.
Ahora estamos yendo a, quizá, la penúltima caminata de la expedición —nunca es la última—. Gran parte del bus duerme para coger impulso hacia bien no saben dónde. <<Buenos días princesas>>, Raúl con suavidad, como de costumbre, despierta al autobús para comenzar la marcha. Paso a paso la expedición sube la primera cuesta desde donde se empieza a visualizar The Storr, una formación rocosa nada suave a la vista en comparación con las colinas verdes que lleva atravesando la Ruta desde su comienzo. Aquí la roca es puntiaguda y tétrica, pero para hablar de Geología tenemos el lujo de tener entre nuestras filas al expedicionario Aitor, un estudiante al que le sonríe la mirada cuando, con sumo gusto, explica la formación de la cordillera del Himalaya. <<Cuando se separó la India de Madagascar avanzaba a dieciocho centímetros al año, eso es una burrada>>. Al llegar al view point The Storr, Aitor explica a toda la expedición cómo se nació dicha formación. Tras resolver dudas sobre fallas y minerales la Ruta se entrega al silencio: cierran los ojos y solo respiran. La contemplación empieza a ser acompañada sutilmente por la música de Iñigo, un expedicionario, que aparte de tener un digna de una oda, es un músico son igual. Él es una de las veinticinco personas en el mundo que tocan el albokote, un instrumento de origen vasco al igual que alboka.
Y creo que este fue uno de los momentos más hermosos de la Ruta Inti 2019 y estuvo a punto de no suceder. Pues la subida hasta el view point creó cierto malestar en algunos de los ruteros y ruteras ya que dos días antes habían ascendido a la cumbre del Ben Nevis y sus cabezas, y gemelos no daban para más. Como los monitores recibieron cierto desazón, plantearon una votación en la que todas las personas allí presentes eligiesen, si querían seguir caminando o parar allí mismo. La Ruta nunca se divide y hace lo que decide la mayoría. Fue sorprendente cuando Manuel preguntó que quién quería seguir subiendo y la gran mayoría de las personas levantamos la mano para seguir rumbo a la cima. La Ruta está viva.
Guillermo Jiménez Carazo