Pablo Martínez Jiménez, Albacete
Pablo Martínez Jiménez tiene 21 años y es parte del Grupo 4 de Ruta INTI. Cursa el cuarto curso de Negocios Internacionales en la Universitat Valencia. Fue nuestro cuarto cronista.

La canción que se escuchaba me resultaba familiar. Mientras bostezaba intenté reconocer los instrumentos que se oían, hasta que rápidamente reconocí la flauta. Instrumento que únicamente lo toca mi amigo y rutero Ricardo. Me volteé a ver al grupo de música y ahí estaba él con sus compañeras tocando el famoso Bella ciao.
Unos pocos minutos después (creedme, muy pocos) estaba preparándome para la actividad deportiva matutina que hacemos diariamente. Mientras me iba vistiendo intenté hacer una preparación mental para lo que, como solía ser normal, me imaginaba se me venía encima: series interminables de burpees, sentadillas y flexiones (soy muy exagerado, lo sé). Para mi sorpresa, esta mañana no ha empezado con gotas inmediatas de sudor recorriendo mi frente ni tampoco poniendo a prueba todas mis articulaciones. Ha empezado con una alegre y viviente ¡clase de salsa!
Tan pronto como escuché a música latina resonando en los altavoces empecé a atarme los cordones a toda prisa. Mientras bajaba las escaleras pude apreciar a todas las ruteras bailando salsa al ritmo de Martín, nuestro cocinero y profesor de baile preferido. Una escena muy digna de LaLaLand.
Tras descubrir que bailar salsa no es mi talento oculto, y después de pedir perdón varias veces a mis compañeras por pisarles los pies, tocaba coger la taza y desayunar.
Durante la mañana hicimos un taller donde nos explicaron una alternativa natural y bio de los actuales fertilizantes contaminantes, participando nosotros mismos en el proceso de producción del producto y en su posterior implementación plantando árboles. Ahora sólo me queda escribir un libro…
Cuando me dirigía a recoger la comida no me esperaba para nada que tuviéramos espaguetis con verduras, uno de mis platos favoritos. Debatir con mis compañeras de grupo sobre temas de la actualidad es sin duda uno de los mejores momentos del día.
Durante la tarde hemos hecho dos actividades. La primera estaba relacionada con la actividad de Greenwashing que llevan a cabo algunas empresas, poniendo ejemplos sobre compañías que han utilizado recientemente esta práctica y cuestionando su moralidad y ética. A eso de las 17:00h ha dado comienzo la segunda actividad, la cual ha consistido en unos ejercicios de relajación y comprensión grupal a través de una danza que se llama “Contact”.
Ya tumbado en la esterilla, y después de una rica cena, me encuentro escribiendo esto. Hasta la fecha puedo afirmar que la Ruta es una experiencia brillante que te permite estar envuelto en un ambiente alegre, divertido y donde se respira motivación. Motivación por conocer, por aprender, por experimentar y por vivir. Aun siendo todavía muy pronto me atrevo a decir que tengo la sensación de que la Ruta no sólo serán los 30 días que pasamos juntos, sino que trasciende más allá. Todo lo que aprendemos y vivimos aquí podemos enseñarlo y compartirlo con otras personas. Tengo la sensación de que solo es el principio.