Elena París, 22 años, Zaragoza
Elena París es de Zaragoza, tiene 22 años y es parte del Grupo 6 de Ruta INTI. Estudia un máster para ser profesora de biología y geología, en la Universidad Internacional de La Rioja. Fue nuestra primera cronista.

Tras cuatro meses de espera después de recibir la gran noticia, por fin llegó el momento de comenzar la Ruta. Nos reunimos muchos de nosotros en el Palacio Municipal del Ayuntamiento Benito Juarez en loa ciudad de Cancún, para trasladarnos en buses hasta nuestro primer alojamiento.
Una vez en Valladolid, Nano y Manu, director y jefe de expedición, nos recibieron y dieron la bienvenida a la expedición 2023 “Los misterios de la selva de Kukulcán”.
Una vez cenados y con la tripa llena empezó el primer desafío: montar la mosquitera para protegernos durante la noche. No os voy a mentir, la mía fue un fracaso así que tengo mucho amrgen de mejora. Como nos dijo Manu, en la ruta las acciones más cotidianas (como comer, dormir e ir al baño) se convierten en auténticos procesos que iremos interiorizando conforme pasen los días.
Empezamos pisando fuerte al siguiente día. A las 6 AM tocaron diana con música en directo y todavía con las lagañas en los ojos y medios dormidos empezamos la sesión matutina de ejercicio. Desayunamos y reocgimos el campamento. Cargamos los buses y emprendimos camino hacia uno de los lugares más esperados port odos nosotros: Chichen Itzá.
Es muy difícil describir lo que sentí al ver la gran pirámide de Kukulcán. Tanta sabiduría, cultura y tradición amarrada en una sola construcción.
Después de la foto reglamentaria, nos dividimos en grupos e iniciamos la visita guiada. Pese al calor y la humedad pateamos de arriba a abajo todo el recinto histórico, mientras los guías nativos nos iban revelando todos los misterios que esconde cada edificación. Todavía me cuesta asimilar lo que vimos allí dentro. Sin duda tiene merecidísimo el puesto de Nueva Maravilla del Mundo.
Fuera ya, nos trasladamos en los buses hasta el siguiente alojamiento y puedo afirmar con seguridad que ninguno estaba preparado para lo que vimos a la llegada. Después de cuatro kilómetros de caminata, que aproveché para ir conociendo a mis compis ruteros por la selva, llegamos a la Hacienda Tabí. Una edificación colonial, actualmente en rehabilitación, que custodia todo el lugar. Allí nos recibió, con el sonido de una caracola, un guía espiritual llamado Don Edgar. Tuvimos el privilegio de escuchar una oración en su lengua materna acompañada del aroma a copal desprendido por el incienso. La paz que transmite este entorno es inigualable.
Almudena Ariza, nuestro madrina de Ruta, nos dedicó unas bonitas palabras de las experiencias que vamos a vivir relacionada con su labor como periodista.
Antes de cenar, Nelson, el jefe de equipo médico nos dió unas recomendaciones básicas (muy necesarias) para sobrevivir a las enferemdades más comunes de aquí y que seguramente todos acabaremos pasando. Así también, aprovecharon para presentar a todos los del equipo que trabajan y velan para que todo salga sobre ruedas.
Agradecí los cinco minutos de silencio e instrospección antes de cenar para poder asimilar todo lo que estamos viviendo. Y es que somos muy afortunados de estar aquí y de poder vivir esta experiencia. ¡Quien me iba a decir a mí hace un año que estaría durmiendo n una hacienda en mitad de la selva mexicana!
Al terminar de cenar, montamos las tiendas y caímos todos rendidos. Mañana será un nuevo día en la ruta y, por cierto… se comienza a conmemorar el Nuevo Año Maya.