
El despertar de hoy no es tan agradable como de costumbre. Una señora nos saca del sueño con sus voces. Al parecer le indigna que seamos demasiados acampando cerca de la playa.
Tras el percance matutino, nos disponemos a levantar el campamento y despedirnos del maravilloso paraje de Yellowcraig, donde hemos pernoctado tres noches y que nos ha regalado unos crepúsculos memorables.
De camino a la ciudad de Stirling paramos en un pueblo donde podemos ducharnos en el pabellón. Se agradece bastante este hecho porque ya desde hace unos días andábamos bastantes sucios.
Una vez en Stirling, los expedicionarios tienen tiempo libre para visitar la ciudad e ir a por las vituallas necesarias para afrontar las caminatas en las Highlands. Rául y yo nos adelantamos y volvemos al pueblo de Dóllar a montar el último taller de orientación en el entorno del castillo y las colinas alrededor de la casa de Jeff que se realizará mañana. La sospecha de ser portadores de chinches recaerá sobre nosotros. Mientras balizamos el entorno los ruteros regresan al campamento de Dollar y realizan con los monitores unas dinámicas de grupos, y posteriormente hay otro pequeño tiempo libre para secar la ropa, ir al bosque de la caca o leer.
Hay más cantidad de comida en la cena de lo normal, porque en el almuerzo sobró mucha cantidad. También experimentamos la incordiosa compañía de los “mitges”, pequeños mosquitos que se meten por todas partes, y que según corren los rumores nos acompañarán de ahora en adelante en nuestro camino hacia el norte de Escocia.
Santiago, Coordinador Académico.