
Inteños por el Mundo
Más de sesenta millones de litros de agua cayendo cada minuto desde una altura de 107 metros provocan un ruido atronador. Por eso la gente local, que siempre es la más sabia, llama al lugar Mosi oa Tunya, «el humo que truena», o lo que es lo mismo: las cataratas Victoria del río Zambeze. Uno de los grandísimos espectáculos de la naturaleza africana. Hasta allí ha viajado recientemente Lluna Martí Fernández, miembro de nuestro equipo de intendencia, como muestra esta gran fotografía para Inteños por el Mundo.
Junto al Parque Nacional de Mosi-oa-Tunya, en Zambia, el Parque Nacional de las cataratas Victoria fue inscrito por la Unesco en 1989 como Patrimonio de la Humanidad. El primer hombre blanco que llegó por aquí, el explorador y misionero escocés David Livingstone, quedó absolutamente sobrecogido cuando las vio por primera vez en noviembre de 1855. Como buen hombre del Imperio británico, las rebautizó con el nombre de su reina, Victoria, importándole un bledo que los ndebeles ya le hubieran puesto un nombre hacía siglos. La estatua de Livinsgtone preside la entrada a las cataratas.
Una característica notable del parque es la selva que crece cerca de la espuma de la cataratas, que incluye helechos, palmeras, lianas de enredaderas, y varios árboles como el caoba que no se ve en otro lugar de la región. Los visitantes tienen la posibilidad de ver elefantes, búfalos, rinocerontes blancos, hipopótamos, elands y varios tipos de antílopes durante safaris en coche o caminando. En el río se pueden ver cocodrilos, y un cercano rancho de cocodrilos ofrece una visión más segura de estos peligrosos animales.
El río Zambeze, el cuarto mayor de África, nace en la frontera entre Zambia y Congo y se desliza de forma tranquila durante cientos de kilómetros por una planicie interminable de sabana. Sin embargo, hace millones de años, un gran terremoto abrió en este punto, hoy frontera entre Zimbabwe y Zambia. Una serie de fallas tectónicas de unos 100 metros de profundidad y varias decenas de ancho rasgaron como un zarpazo de león la piel lisa de esta planicie del África austral. Al tropezarse con la primera de ella, el Zambeze se abalanza hacia el abismo con una fuerza descomunal, sobre todo en época de lluvia, cuando lleva su máximo caudal. Se forman así las cataratas más largas del mundo (1700 metros de frente). Luego, el río sigue casi 200 kilómetros más encañonado por el complejo de fallas hasta que se embalsa en el lago Kariba.