Las finas gotas de lluvia golpean la ventana del autobús dejando un fino rastro, poniendo banda sonora a un día gris de cielo cerrado, oscuro y plomizo, que parece pesar físicamente sobe el espírito.
Es el primer día de desafío serio, nos dirigimos al Valle Sagrado de los Incas con pocas horas de sueño mal llevadas en el autobús (a pesar de las comodidades contratadas) que nos ha traído hasta Cuzco.
El primer brote de diarrea y faringitis da sus últimos coletazos y, salvo un par de excepciones, no ha habido grandes afectados. La salud de la juventud es de roble cuando construye sueños y su propio destino.
Ser médico en la Ruta Inti es lidiar más que nunca con la incertidumbre y luchar contra el tiempo. Aquí donde las dolencias que podemos pasar en nuestra casa se convierten en rutina y donde convives con la persona enferma 24h. con afecciones que pasan por sí mismas para las que no tenemos remedios mágicos, aquella píldora mágica hipocrática, vuelves a ser médico de cabecera.
Ese médico de pueblo que se movía a la casa de los familiares para ponerse a la cabeza de la cama del enfermo sólo para acariciar, para sujetar una frente mientras vomita, para tocar una ripa desgastada por los retortijones, no tanto por la información clínica que pueda dar, sino por el consuelo del contacto físico y el cariño de ese médico que está literalmente en tu día a día con el que ríes, dudas y compartes tu vida. Vuelves a ser ese médico representado en tantas pinturas clásicas.
Ser médico significa atravesar la zona de confort de las personas, sus barreras emocionales y físicas, y en la Ruta Inti esto trasciende al ser gente joven que no suele enfermar y donde la relación es más horizontal y de tú a tú que nunca.
Así que ser médico de la Ruta Inti significa ser amigo, compañero y médico, pero médico de cabecera. Y ese aprendizaje es el más importante que puedo sacar de aquí, para que la próxima vez que un paciente acuda a mi consulta vea a su médico de cabecera, el que le trata y conoce a su familia sí, pero también ese médico que está ahí sujetando su frente mientras vomita, ese médico que alivia el sufrimiento solo estando, aunque solo tenga 6 minutos.
Aprovecho para acabar dando la enhorabuena a todas las familias. Tienen una suerte inmensa de tener hijas tan sensibles y reflexivas. Intentaremos seguir cuidando de ellas lo mejor posible.
Nelson, médico de la Ruta Inti.